7 de octubre de 2019

Mitos sobre el bilingüismo infantil - parte 2


5. Un niño debe exponerse como máximo a dos lenguas.

No hay límite del número de lenguas a las que un niño puede ser expuesto. Lo importante es evaluar la cantidad y la calidad de la exposición para el mantenimiento y el desarrollo de las lenguas escogidas. 

6. Los niños criados en una misma familia desarrollarán un mismo nivel de competencia como hablantes de herencia.

No se debe esperar que cada uno de los hijos adquiera las mismas habilidades idiomáticas. Cada uno desarrollará un recorrido propio del aprendizaje. Recordemos que el mantenimiento y el desarrollo de la lengua de herencia también están relacionados con el valor que la familia y la comunidad dan a esa lengua. Los factores determinantes son la necesidad de uso, así como el tiempo y la calidad de exposición a la que tiene acceso el hablante. Es la necesidad de interacción con las personas en el cotidiano (hablar, jugar, cantar, escuchar, leer, contar, etc.) que determinará el mantenimiento y el desarrollo de una lengua.

7. Ser bilingüe es tener igual fluidez en dos o más lenguas.

Es raro encontrar una persona que tenga igual fluidez en dos o más idiomas. El conocimiento de una lengua está vinculado con la historia de vida de las personas. Otro aspecto a considerar es que, generalmente, desarrollamos habilidades en diferentes dominios lingüísticos en cada lengua que conocemos. Un ejemplo de ello es el bilingüismo del hablante de herencia típico. En general, la persona tiene conocimiento del vocabulario de uso cotidiano en las circunstancias familiares, pero encuentra dificultades para utilizar la lengua en una circunstancia formal o para discutir un asunto específico o académico. Incluso, un cierto nivel de dominio puede fluctuar a lo largo del tiempo según los intereses personales, las necesidades o las personas con las que socializa el hablante de herencia.  

8. Verdaderos bilingües adquirieron dos o más lenguas en la infancia.

Los niños pueden ser educados para ser bilingües. Sin embargo, si no utilizan las lenguas a las que se han expuesto, pueden pasar por el proceso de olvido y de pérdida lingüística. Es importante recordar que no es necesario aprender una lengua desde niño para adquirir conocimientos suficientes para utilizarla cotidianamente. Los jóvenes y los adultos también adquieren competencia suficiente para comunicarse en una lengua extranjera. El aprendizaje de una lengua depende de varios factores como el tiempo de exposición cotidiana, el tipo de exposición a otras áreas específicas, la motivación y necesidad de uso.

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